La verdad es que ya estoy podrido de ir a reuniones, almuerzos de trabajo, cenas de trabajo, desayunos de trabajo, etc.; donde, al momento de las autopresentaciones, todos los comensales recitan sus títulos académicos, como si fueran nobiliarios… Pero luego, a la hora de la acción, pocos son los que los honran demostrando que para obtenerlos aprendieron algo... Paradójicamente, después uno escucha comentarios como: “Estamos dando una maestría en Patrimonio y fulano es el referente, pero no tiene título de maestría y mi pregunta de siempre es:
. - ¿Y eso qué importa?
. - Son los reglamentos
Perdón, pero al respecto opino lo siguiente:
1.- Los reglamentos se hicieron para cambiarlos acorde a las circunstancias.
2. - En el mundo entero y regionalmente en el Mercosur, para dar un curso de Doctorado por ejemplo, se requiere título de Dr. ó antecedentes que suplan su eventual falencia (1). Con ello la universidad pública y privada capitaliza la experiencia y el conocimiento demostrado de personalidades del quehacer social y cultural que demasiadas veces supera al de demasiados doctores. A modo de ejemplo, nadie pone en duda que el Sr. Bill Gates sabe “algo” de informática, aún cuando el Sr Gates jamás pasó del tercer año de universidad y demasiadas universidades en el mundo capitalizan su saber invitándolo como disertante y docente en cursos superiores de doctorado y postdoctorado. Uno de los principales y más conocidos especialistas en dinosaurios a nivel mundial, el ahora Dr. José Bonaparte (actualmente con varios doctorados honoris causa) es otro ejemplo de ello. En las áreas de artes esto es lo frecuente y no la excepción.
3.- Son demasiado los que tienen los títulos que corresponden a los reglamentos, pero como dije anteriormente de ninguna manera se condicen tales títulos con lo que pretenden enseñar o con su discurso...
Los títulos sólo tienen valor habilitante, y por tanto, como su nombre lo indica habilitan a ejercer una profesión. Pero como digo en mis clases, en ninguna parte, ni aún en la letra menuda tales títulos dicen que el portador del mismo sabe algo del tema. En todo caso y a lo sumo pueden llegar a certificar que el portador del título aprobó un pensum, lo cual tampoco garantiza nada ya que hoy por hoy cualquiera aprueba cualquier cosa como sea... ¿A dónde quiero llegar con todo esto? ¡HECHOS no papeles!!! El dominio de un tema se demuestra en HECHOS, no con cartones. Un escritor es escritor porque escribió y publicó libros (HECHOS) y no porque haya hecho un posgrado en escritura de libros.... De idéntica forma un artista recibe tal condición a través de sus obras. Un poeta es tal, si y sólo si escribió poemas, etc. Por lo tanto, desde el punto de vista epistemológico, las personas más idóneas para impartir cátedra son aquellas que poseen la experiencia del tema a impartir de PRIMERA MANO; tengan o no cartones. Es decir, aquellas que generaron dicho conocimiento y de ninguna manera los que replican conocimiento de otras personas, no importa cuántos cartones tengan. Dicho en términos bíblicos, se debe predicar con el ejemplo...
Finalmente, un llamado de atención a los adictos a los cartones. Los títulos habilitan, de la misma manera que lo hace un brevet de conducir, no tiene por tanto, valor nobiliario alguno. Consecuentemente, es poco ético usarlo así, de la misma manera que es poco ético ostentar un título y demostrar luego en los hechos que se hizo muy poco para obtenerlo...
(1) (Ver reglamentos docentes de universidades públicas del Mercosur).
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